A cañon

Antes de salir del trabajo recibí un mensaje de Ceci. “Menudo día para subir el Moral”. Ya estaba liada. Me di prisa y a las tres y cuarto ya había acabado de comer. La gente no se animaba. Me veía solo acompañado por Ceci. Con lo cual le iba a sacar los hígados. Además el estaba muy animado y con ganas de darlo todo. Como la gente me aprecia al final llegue a la Viesca y éramos cinco chavalotes. Oscar, Ceci, Pepe, Simal y yo. Ya me suponía que con el día que hacia Simal se me iba a quedar en casa. Elegí nueva ruta ya que lo del Moral comentaba que se podía hacer eterno. Subimos por Mijarojos y según pasaban los kilómetros el ritmo iba increscendo.  Por Mercadal íbamos casi de uno en uno. Esperando a los rezagados, pero sin pararnos. Bajamos a Herrera de Ibio y Ceci no tenía el día. Aun asi subimos hacia la Puentecia de menos a más. Simal es como las cabras, en cuanto ve una cuesta no sabe ir despacio. Me limite a seguirle. Buenas sensaciones. Parece que estoy recuperando el golpe de pedal. Arriba reagrupamos ya que Ceci llegaba tostado. Vaya día que le hemos dado. Bajamos con prudencia a Coo. Ceci se animo un poco y subimos para la Jerrizuela. Abajo me levante en dos repechos y me quede solo en cabeza. Fueron llegando los demás y después de unas vueltas en dirección a Lobao, optamos por dar la vuelta y bajar a San Mateo. Llegamos a casa todavía de día. Me lo he pasado muy bien. Estas salidas son muy entretenidas. Pocas veces por estas fechas se ha animado a salir gente conmigo, como mucho mi hermano Oscar.  Ahora estoy bien acompañado. No sé cuanto durara, ya que cuando se vean unos cuantos días seguidos por detrás algunos lo van a llevar mal y se van a desanimar. Son muy picados y eso duele.

Casi 50 kilómetros y dos horas y media de salida.

Postdata: Ceci ha acabado triturado. Se atraganto con las patatas.